La presencia de los monjes franciscanos en el siglo XVI en México fue uno de los    determinantes de la fusión de elementos indígenas y españoles que aparecen profusamente en los altares de los muertos. El nombre original en lengua latina sanctorum (día de los santos) paso a convertirse en Xantolo a través del sincretismo cultural, de acuerdo a la lengua nahual
El Día de Muertos es una celebración anual Mexicana de raíces prehispánicas y modalidad cristiana, que se lleva a cabo el día 2 de noviembre para conmemorar a los fieles difuntos. Aunque presenta múltiples manifestaciones según la región en que se practique, es muy común encontrar en los hogares mexicanos altares que permanecen varios días, adornados con papel picado y flores de cempasúchil, en los que se colocan, además de velas y veladoras, imágenes de santos o de difuntos y ofrendas consistentes en platillos típicos de la zona (tamales, moles, atoles y en general todos aquellos que prefirieron los difuntos).

Este día se manifiesta una actitud muy mexicana ante la vida. Un día consagrado a la memoria de los muertos queridos. Entre las comunidades indígenas existe la creencia de que en el mas allá se da licencia al difunto para visitar a los parientes que aún viven en este mundo. las luces de las veladoras hacen las veces de faros que guían a cada una hasta su altar respectivo, para que al llegar a éste pueda consumir lo que se les ha preparado.
En el Calendario Azteca tanto el noveno como el décimo mes eran dedicados a la muerte. Después de la conquista española la celebración fue incorporada en el Día de Todos los Santos y al Día de Todas las Almas en un esfuerzo por “cristianizar” las ceremonias.

La celebración típica, incluye un banquete, la construcción de un altar con ofrendas, asistencia a la iglesia y visitar a las tumbas de seres queridos (para decorarlas y convivir con ellos